miércoles, 1 de febrero de 2012

Paul salva el mundo con un tenedor

Un paquete resumía todo. Una caja de cartón con libros escritos antes del 96, fotografías con manchas de sangre y café, un anillo de hojalata de esos que se consiguen en las maquinitas de dulces, pétalos de rosa que cambiaron de rojo encendido a marrón disuelto en nostalgia. ¿Como carajos hace para meterme en una caja? le preguntaba Paul a Ana que se hallaba hacía más de media hora allí. No sigas, ella quería lo mejor para los tres, le decía esto, no tanto para calmarlo, si no para que se callara y la dejase ir de una buena vez a casa.
La quiero ver, podrías decírselo.
Perdiste el juicio hombre, la última vez que le hablaste a Paola la mandaste a la mierda, por suerte no cabe más gente allí, así que se ahorro el viaje.
Estaba ebrio, ella entenderá.
Intentaré pero no creo que suceda, adios Paul y toma un baño que apestas.

Paul salva el mundo con un tenedor:

Macarrones, macarrones azules, macarrones.
Ya cállate. No pintes con las acuarelas de la niña.
¿Porque, si me gustan azules?
Fumar tanto acabó por completo con tus neuronas, dame eso.
Esa que pelea se llama Carolina, se cambió el nombre por Paola y la llamó Pim, es mi esposa y jode como si tuviera atravesado algo en el trasero. Tenemos una pequeña niña, se llama Lucy porque la concebimos escuchando a los Beatles, o eso queremos creer ya que Lola es nombre de prostiputa.
Está así, porque la pequeña cumplirá 2 ( o tres) y dice que es edad para que estudie y yo le digo que no joda, que la deje así, que yo le enseño lo que es bueno, que las mejores cosas se las mostrará el papito y la mamita, que la plastilina y la tierra en sus manitas le digan como es la vuelta.
Lucy me dice papi y nada más, babosea mi guitarra y me hace reír cuando baila al ritmo de Sexy Sadie. Tiene ojos marron y rizos rojos como su madre, pero tiene mi nariz y mi talento de confundir a las personas; cuando la vi por primera vez casi me desmayo ante la imagen: de aquel lugar viscoso donde alguna vez hice de las mías, ahora se le veía la carita asomada. Y no es orgullo de padre, porque antes me repugnaba la idea de serlo, es solo que una vez que te muerden el dedo gordo de la mano con tanta inocencia, sin conocer la malicia en aquel acto, te entran las ganitas de quedarte con la criatura. Afortunadamente no salio con un ojo colgando o el riñón verde, Pim no me hubiese perdonado que le mintiera al respecto de que había dejado las drogas por aquella época.
Volviendo a los macarrones azules y esta mujer reclamando, me doy cuenta de que son casi las siete y me estoy perdiendo de la hora feliz en el bar, lo cuál podría sacarme de quicio fácilmente.
...Y tras del hecho eres un vago, mi mamá me lo dijo y yo no le creía, pero es verdad trabajo doce putas horas al día y esto es lo que consigo, ¡Mírame cuando te hablo! ¿Donde esta Lucy?
Jugando.
¡En donde está jugando Paul, te hablo enserio!
En casa de Martinez.
Después de decir esto Pim se pone como loca y se queja de lo que no hago, de lo que hago, de lo que deje de hacer y de cuanto quisiera largarse otra vez.
Papi...Papi, perrito.
Así es perrito, guau, guau, guau.
Lucy se ríe de mi, yo continúo jadeando y batiendo la cola por el tapete.
Trae algo para comer, no hay nada en la alacena.
Pim, cariño no tengo dinero, le debía a Jaime.
No me interesa tengo que hacer la cena, la niña no ha comido, consigue algo, me importa una mierda si tienes que robar.
Bien, buscaré.
Paso por donde Martinez y está con Ana, tienen ácido y tres jeringas en el suelo, aún no se inyectan.
Lo siento, venga es que de verdad verdad hace mucho no comemos ¿Cierto mamasita?
Jajajajaja si, si, pero Paul venga, mire que Paolita trabaja, déjela que esa tiene por ahí su guardado, usted siéntese aquí y pasamos un buen rato.
Cuando me despierto el día parece estrellado contra concreto, nubes grises, cielo gris, frío gris, nauseas grises. Mierda la comida.
Llego al apartamento y me espera una nota en el piso: "Se acabó, mande a alguien por sus cosas"
Golpeo la puerta.
Pim, muñeca, perdóname, no encontré comida.
Pim, princesa, déjame llevo la niña y la meto al colegio.
Pim, corazón, ¿no me vas a dar mi besito de buenos días?
Lo siguiente que escucho es al vigilante balbuceando que me tengo que ir si no quiero que me llamen a la policia, yo le digo todo bien que es mi hogar y el tipo me dice algo que me quiebra la cabeza y de paso el corazón: Usted ya no tiene hogar.
¿Como describir como me siento? No extraño a una, extraño a dos cabecitas de fuego y mi cabeza hace boom.
Martinez vino hoy, me dijo que Pim tenía a otro, no le creía, no le creía así que tome valor y de paso mucho whisky. Llamé a la puerta y salio Pim.
¿Donde está yo quiero verlo?
Que quieres Paul, estás ebrio vete.
Fuerzo la puerta y se está comiendo un tazón de macarrones con carne, como Pím solía cocinarlos los viernes, pero hoy era martes carajo y los martes me molestan los macarrones que no son azules.
No digo nada, sonrió y el tipo me ve con cara de pendejo, me le voy encima, tomo el tenedor con un macarrón y se lo entierro en el ojo izquierdo.
Esto es por ver a Pim.
El tipo grita, llora, le pateo el estómago para que se calle. Pim llama a la policía llorando.
Y esto maricón, (le entierro el tenedor en el otro ojo), esto es por Lucy, la niña de mis ojos.
Pim me grita y le digo que se calle, la mando a la mierda y voy a saludar a la pequeña que duerme en la cuna.
Un par de gigantones me llevan a la estación. Me dijeron que el imbécil quedo ciego y que me puedo podrir en mi celda.
La quiero ver, podrías decírselo...Intentaré pero no creo que suceda, adios Paul y toma un baño que apestas.
Adios Ana, algún día paso a tu casa por la caja, pero dile a Pim, dícelo, que quiero verla, que me deje ver a Lucy cantando All you need is love.

No hay comentarios:

Publicar un comentario