lunes, 30 de enero de 2012

Intoxicación

Es fácil: Mañana, tarde, noche, sol, luna, agua, tierra, fuego, peces, aves, perros, caballos, gatos y hasta tres jodidas arañas que viven en la esquina de la repisa en la habitación principal..
Como si fuese poco, en verdad no es nada y no logro recordar que cada cosa tiene su sitio, y los sitios son difíciles de hallar para alguien que no sabe donde está su sitio. Despertar, dormir, caer, levantarse, beber, comer, orinar, llorar, sonreír, cantar, jugar, morir. No, no existe para mi ese no se que, jugando a través de las cortinas andaluzas y viajando por las cañerías conectadas al inodoro.
Sócrates me regaló cuarenta kilos de cicuta para sedar mis neuronas, no me interesa, me basta y sobra con saber que no debería pensar, y solo actuar de mala manera.
Curas de medio pelo y profesores de cuarta me rodearon cuando apenas tenía edad para sacarme los mocos, ¡A mi no me vengan con cuenticos de amigos imaginarios! Si no creo es mi problema y de hambre se morirá uno que otro sacerdote al saber que ya no existe espacio para su negocio. Hablan de cultura un par de viejas culichupadas en la televisión y me dan ganas de vomitar e ir a leer un buen libro, aunque me señalen de persona asocial y sea más aceptable el hecho de pegarse no se que cuantas horas frente a un aparato embrutecedor, que devorarse cien deliciosas hojas que me hagan olvidar.
Ser mujer me sabe aveces a cacho y preferiría inclinarme por otro lado, pero ya que, ya no pude, ya probé y no me gusto tanto, envidio a Jannis, quiero un hombre y por estas épocas encontrar algo que valga la pena es como pedir piedras suavecitas para comer. No recuerdo números y no me importa, no me importa... ¡Mierda ¿porque me importa?! Solo me siento a ver unos cuantos videos de los Stones y veo a Jagger meneándose, quiero uno así, no no así no, quiero uno como Vicious, arrinconado en una esquina junto a mi y haciéndome la vida a cuadritos,  no así tampoco quiero un Morrison poeta y lagarto que enloquezca por mi pelo aunque se tiré a treinta y dos mil más, no mejor aún, quiero un Cobain que me grite al oído y necesite de mi afecto, o tal vez probar un Caicedo de cabello fatal, alma de Peter Pan, que goce y me haga gozar, que aquí la noche es vida y en las mañanas no existo, que las carticas me lleguen y me lleve al cine, que me haga contar todo y me deje sin aliento, uno así al que no le importe mi frialdad, no como él no, no no ya no lo quiero a él, ya se quemó y se volcó, probó y no vale ya, la guitarra se le desafinó, que se consiga una bien puta y le ponga cachos a esa otra, que se le derritan las pestañas.¿Y que tal si admito lo que siento? Ya para que, ese otro cree que soy una basura y no tengo remedio.
Y medina me dice que las zanahorias funcionan, pero es que yo nunca había tenido que congelar zanahorias, si siempre volteo para otro lado y dibujo en otra acera, si me daba igual arriba o abajo, si ya las aceitunas azules estaban rociadas con  cianuro o despilfarradas en una carretera. Me cansé de esas puñaladas nocturnas que impulsan mi pecho y que ganas me dan de levantar el rostro, hacerme la digna y conseguirme un lugar, con música y vodka, con babitas y gatos, con chocolates y sudor, con letras y silencio, con hierbitas y naranjas. Un lugar para mi, porque no tengo lugar, para mi no hay lugar y los lugares cuestan un dineral.
Quiero escupir y las nauseas no cesan cuando me cruzo con las miradas de esas personas que se mueven en conjunto por la misma línea, clones distorsionados de ancha ignorancia, tengo miedo de ser así, ser como ellos, no quiero, no puedo, soy extraña, extraña y los extraños no conocemos Marte.
Ya no queda más que seguir supongo yo, apestada por tanta basura y es que un día me levanto con las ganas de salvar cabecitas con palabras, pero al otro día me resigno con la excusa de que no existe salvación para tantos cerebros de gelatina...No se, solo intentaré pintar un poco más mi cueva, se aproximan más personas y ojalá encuentre algo que me llame la atención, alguien tiene que ceder me dice una amiga al teléfono, pero, ¿Ya para que? Si estamos jodidos, todos jodidos y nadie se aguanta cuando revelo entre suspiros un leve grado de misantropía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario