viernes, 18 de mayo de 2012

Sin reputación

Un par de muchachos sentados bajo un poste:


-La piel queda marcada, si los dedos hacen presión suficiente. Fácil de observar ¿No?
-Puede ser
-¿Puede ser?
-En algunas personas solo dura tres segundos.
-¿Contados?
-Escupidos.
-Entiendo. ¿Puedo?
-Si, no hay nada mejor que hacer.

Mendoza: 

Nos encontrábamos en la casa esquinera tomando Moscato y jodiendo, eran las siete faltando cinco para las ocho y el equipo sonaba con todo, para que bien se escuchara ese sonsonete en cada ventana de la cuadra. Me acerqué a orinar y le pedí a Nando que me sostuviera porque me iba a dar contra el cemento, inicié con mi labor y las muchachas se reían.
Creo llegar a las diez y no recordar cuantas veces vomito Camila en el baño de la pescadería, sé que le dije que se calmara y que a la próxima no se ofreciera a tomar con el olor a bagre impregnado. Me dijo que no era el bagre y que no me volvía a seguir a ningún lado. Lo otro que se me viene a la cabeza, es mi mano sacando camarones y tirándolos en las mesas con clientes.
Tengo labial en mi cinturón, aparentemente de unos labios pequeñitos, pero no me acuerdo.

Nando:


-¡Algo de AC/DC!
- ¿Estas emocionado, no?
- ¡Esto es por la puta de mi ex-novia!
-¿Piensas caerte primero que Mendoza?
-¡Que va! Si ese man anda por allá con la monita, en donde los costeños, ya estará caído con ella.
-¿Camila no se iba ya?
-Esa quería desquitarse, así como yo, Esooooooooooooooooooooo. I'm on a Highway to heeell♪ Venga, ¿Usted sabe a que horas llega María P?
-Le acabas de decir puta y tienes el descaro de preguntarla, Hernando no te entiendo.
-Déjeme que yo me entiendo solo y de esta noche no paso sin una vieja.

Camila:


Yo solo digo que no me gusta tomar mucho porque resulto en los baños con tipos cabeza de bagre.

Muchachita no-saben-como-me-llamo:


Ya que nadie permanece claro ante el recuerdo del jueves pasado, tendré que hacer un recuento, para que usted no se me pierda entre olorcito a olvido.
Mendoza estaba celebrando que no había llovido en la semana, que el partido del equipo ese quedó en empate pero que no se perdió y que su tío le había regalado un equipo nuevo, para que se consiguiera una novia y dejara de tocarse en los días de visita familiar.
Fue así como llegó el lunes invitando a un gentenón del grupo, y como Camila no quería ir sola, me tocó de buena amiga acompañar a la monita. Me puse unas medias a rayas, una falda y una chaqueta negra con felpa. Tomé el bus en la treinta y estaba lleno, un calvito me dijo que me sentara, pero era cerca y el señor era ya de edad, así que me fui de pie. Me puse los audífonos y al momento se subió Hernando, (Nando para los perezosos o amigos), me saludó levantando la mano, el bus frenó en seco y casi se queda sentado sobre la señora de bufanda rosa. Como pudo se acomodó el saco y se sujetó de la baranda.
La última vez que lo vi, había terminado una relación de tres años con María Paula o Paola o algo así y se la pasaba escuchando canciones de Radiohead  a todo volumen en las clases.
Cuando llegamos, nos recibió Mendoza con una caja de aguardiente en la mano izquierda, ya estaba algo tomado y Camila estaba detrás con el resto de las muchachas del grupo.
Me senté en el anden, mientras ellos sacaron el equipo y se pusieron a escuchar hits del dos mil.
Los primos de Mendoza estaban jugando con el perro y los hicieron entrar a la casa, Mario, el vecino costeño pasó ofreciendo bagre para que fuéramos a comer a la pescadería, pero a mi no me gustó y los otros dijeron que ya más tarde.
Vi a la parejita de Ana y Luis bajo el poste de luz mordiéndose el cuello y las orejas, ya llevaban bastante ahí.
Camila me dijo que tenía hambre y Mendoza le ofreció pescadito del costeño, los quise acompañar, pero Mendoza me mando a cuidarle el amigo.
Hernando comenzó a gritar, estaba ya muy ebrio, intenté hablarle, pero se le explotó el resentimiento contra todos y tras beberse otra copa de aguardiente, se fue a buscar suerte con Ana que se había quedado sola mientras Luis se había ido a llamar a la mamá. Ana se levantó y comenzó a caminar hacia el parque. En esas llegó la ex-novia de Hernando y el tipo se puso pálido, vomitó y de la vergüenza se fue. No jodió más a la pobre Anita.
A la ex-novia de Hernando le aburrió y asqueo la cosa, así que se devolvió diez minutos después de que llegó La mona.
En ese tiempo, logré tomar a gusto dos copitas de vino y unas galletas de leche que llevaba en el bolsillo, me peiné para el lado derecho y jugué con una piedra.
Nos fuimos a las nueve y Camila solo quería enjuague bucal, la dejé en su casa y caminé dos cuadras para llegar a la mía, en la puerta estaba Hernando, tirado, durmiendo y le pregunté qué hacía allí, me respondió que no pasaba de esa noche sin una mujer y lo dejé quedarse en el sofá.
Me envicie un ratico fumando en la terraza y me puse a contar estrellitas, bajé a la sala, tomé una foto de Hernando y la puse bajo mi almohada. A Mendoza le quitaron el equipo, para pagarle a los costeños unos daños en el restaurante, Camila comenzó a frecuentar bares y de ella se dice que le gusta el bagre. Anita y Luis se fueron de paseo y los mataron por robarles los ahorros, a Anita no le encontraron hematomas. Maria Paula, o Paola, o lo que sea estudia para ser presentadora de televisión, el viejo del canas ocho le paga más si se va a darle informes especiales.
A la mañana siguiente le regale una galleta de leche a Hernando y me pregunto qué como me llamaba, le dije que  mi nombre no me gustaba y que le había tomado una foto.
Hernando se fue a prestar servicio militar y allá le enseñaron a no necesitar una mujer.
Mientras tanto, yo me fumo otro cigarro y le tomo una foto a Mendoza en mi sofá, me dice que quiere otro equipo y yo le repito que no tengo plata para el bus. Le regalo una galleta y se ríe, me dice que a la próxima vez, le regale un poco para ver colorcitos sin necesidad de alcohol.







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